martes, 15 de junio de 2010

EL FLACO DE LA MICRO

Ni un sanguchito comió;
se las dió de choro el flaco,
para ser el centro un rato
y ganar fama o prestigio.

Lo anunciaban en la micro,
no recuerdo bien su nombre;
sí ni agua bebía el pobre
los feriados o festivos,
ni pa’ fiestas y domingos
¡chita que raro es este hombre!

A la micro se subió
para hacer una función,
niños, show y diversión,
el tiempo no prolongó.

¡Cómo la moda pasó!
Y se hizo ricachón
con dinero en el colchón,
a este flaco lo vi yo;
es que a la fama llegó,
convirtiéndose en huachón.

A él le gustaba el ayuno,
por sólo cuarenta días.
Yo no sé si aguantaría;
sin tomar un desayuno
¡Ni pensar en un vacuno!

No sé si era sacrificio,
o algo así como su oficio.
está claro que este tipo
no sabía que era el hipo,
después de un buen beneficio.

Definirlo como artista
es un poco apresurado,
¡Pucha el cabro encaprichado!
le decían el autista
y que nica que subsista.

Era flaco, flaco, flaco,
parecía un bicharraco;
como si estuviera a dieta
o con alguna rabieta

¡Que es leso este pajarraco!
de este suelto y sabandija,
por el pueblo me decían
y los brujos predecían;
que no le alcanza pa’ una hija,
ni una pierna de cobija.

Anda solo en su submundo;
pata e’ laucha, moribundo,
sin familia el pobre cabro
y su vida es un macabro,
no encontró el lado profundo.

Quería que lo pescaran;
demostrarle a todo el mundo
que el era un hombre rotundo,
para que todos hablaran
y en las micros lo buscaran.

Estaba siempre dispuesto
a estar con su cuerpo expuesto,
que la gente lo mirara
y entonces lo valorara
como un hombre muy apuesto.
Para este era cosa fácil
pasar como un tal hambriento,
cómo un perro muy pulguiento,
a veces medio volátil,
parecía muy versátil.
La cabeza sobre el pecho;
se le veía deshecho.
las costillas turulecas,
en la cara anda con muecas
con aspecto insatisfecho.

A la gente le estorbaba
ese afán de pintamono,
no les agradaba el modo
con que la atención llamaba.

Ni una guagua se asustaba
desde que agachaba el moño.
se le pasó lo de choro;
era un cabro bien sobrado,
ya nadie pasa a su lado.

¡Sí esto si que es un mal de ojo!

Si pa’ mi es requete fácil
no comer nada de nada,
ni minas desenfrenadas
que se meten con los nazi,
yo soy un tipo muy ágil.

No es falta de una vecina,
no me den una aspirina,
si estoy más sano que diablo
sólo que yo poco y na’ hablo.
Pata flaca, mucha orina.
La moraleja que deja,
pa’ la gente narcisista;
que mejor sea turista,
que no sea más almeja,
pa’ que abra su mente vieja.
No estás solo en este mundo,
usted ya no es el Raimundo;
rodeado está de gente,
sea más inteligente
y tenga un cambio rotundo

Aunque suene majadero
o una especie de profeta,
mejor mantenerse alerta
y espere en un paradero
pa’ ser un buen heredero.

Las cosas llegan solitas,
así cómo palomitas.
No se asuste si demora
siempre llega lo que añora.
¡Hay sorpresas infinitas!


Matrioska
María Ignacia Colvilla

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